Con el confinamiento llegaron los trabajos a distancia y habituarnos a recibir una cantidad ingente de tarea que podía abrumar a cualquiera. Además de las dificultades tecnológicas, de adaptación a la nueva realidad, de buscarse propia rutina espacio y material en casa o incluso de no tener el apoyo del profesor de forma instantánea para la resolución de dudas pero si de las familias, no ha dejado que el alumnado siga trabajando de forma sorprendente y con resultados y trabajos de una calidad tan alta que han enseñado cualidades que de manera presencial no se habían mostrado.
Posiblemente, la cantidad de tiempo invertido en casa, un mayor seguimiento y participación directa de la familias en la realización de los trabajos además de la flexibilidad que ofrecen las clases no presenciales dan respuesta pero definitivamente es la capacidad de trabajo, adaptación y flexibilización con la que ha respondido el alumnado.
En la clase de sexto hemos intentado que el alumnado adquiera un nivel de independencia y responsabilidad de su propio trabajo desde el comienzo del curso pero además todo el aprendizaje siempre los ha puesto en el centro de este y como eje motivador. Con un mayor o menor nivel de implicación, atendiendo a sus experiencias previas, los chicos y chicas de la clase de sexto han participado de este sistema. Así, podemos utilizar la realización de los portafolios al final de cada trimestre como muestra de este método de trabajo.
Las tecnologías también estaban y siguen en el centro de las metodologías educativas puestas en práctica este año aunque atendiendo a los recursos y posibilidades del centro.
La situación actual que vivimos se traduce todo en medidas negativas pero he de decir que el tener, junto al alumnado, que adaptarme a la nueva situación, animar a que la clase siga la rutina de trabajo y la entrega de trabajo me ha dado una visión mayor de las posibilidades infinitas que tiene cada uno de ellos y ellas sorprendiendo cada día con trabajos y respuestas maravillosas y con dudas que de manera presencial no hubieran planteado.
Esta situación nos ha traído nuevas formas de trabajar, nuevas instrucciones casi de forma semanal, acceso a más o menos herramientas para hacer el trabajo, imposibilidad de relacionarnos directamente, pero también ha traído, y creo que para quedarse, uso de las tecnologías y aplicaciones que potencian y desarrollan nuestro conocimiento, el pensamiento crítico y la autocrítica del trabajo propio, mayor nivel de conocimiento de uno mismo y una participación mayor de las familias que impacta en el conocimiento de la capacidad de trabajo que sus hijos e hijas poseen.